La primera vez que Sami Gros intentó hacer una campaña de crowdfunding en Kickstarter, no alcanzó su objetivo. Para su segundo intento, pagó un total de 2.300 dólares (2.000 euros) a varias firmas para que dieran publicidad a su compañía, Tail Lights Inc., que fabrica luces de seguridad para caballos. Gros no está seguro de que ésta fuera una buena inversión, aunque en esta ocasión sí llegó a la cantidad establecida. "Debido a mi fracaso anterior, estaba muy nervioso y quería asegurarme de hacer todo lo posible, poniendo dinero en cosas que no sabía realmente si eran eficaces", explica.
A medida que más empresarios recurren a estas páginas para reunir fondos, está surgiendo una industria de proveedores que prometen ayuda con la comunicación, la publicidad o la logística. El 12% de las firmas que lanzaron una campaña en Kickstarter contrataron a un consultor de este tipo. Pero estas rondas "no parecen reunir más fondos como consecuencia de su inversión", destaca Ethan Mollick, profesor de gestión en la Universidad de Pensilvania (Estados Unidos). Según sus datos, mientras que en 2011 la mitad de estos proyectos alcanzaron su objetivo, el año pasado la proporción se redujo a uno de cada tres.
A estas plataformas acuden negocios que están empezando, otros consolidados y artistas individuales. Para todos ellos, no recaudar el dinero supone un importante paso atrás, algo de lo que se aprovechan las firmas que proporcionan estos servicios. Aunque algunas cuestan menos de 100 dólares (87 euros), otras se llevan el 30% de los ingresos o un fijo de 100.000 dólares (87.000 euros). Averiguar cuáles son rentables no es fácil, aseguran los expertos.
Cody Meirck, productor de contenidos web, cuenta que pagó 500 dólares (438 euros) a la firma de relaciones públicas Turkney PR para una campaña en Indiegogo destinada a financiar un documental sobre el libro Historias de miedo para contar a oscuras. Los resultados fueron decepcionantes. Merick recibió "notas de prensa terribles, de cortar y pegar, y clicks que no valían para nada". Al final, sólo consiguió reunir 2.020 dólares (1.772 euros) de los 39.000 (34.200 euros) que necesitaba. Esta cantidad era inferior a la que recaudó en un crowdfunding anterior que gestionó por su cuenta.
David Weinder, fundador de Priority Bicycles recibió varias ofertas. Una era de una firma de márketing que le prometía distribución en prensa a partir de 99 dólares (87 euros) y un estudiante especializado en redes sociales que le prometía tuits que llegarían a un millón de personas por sólo 15 dólares (13 euros). En lugar de ello, decidió contratar a una empresa de relaciones públicas especializada en el deporte al aire libre, -a la que conocía gracias a las referencias de sus amigos-, con la que alcanzó su objetivo.
FUENTE: EXPANSION