“No es una época de cambios es un cambio de época”
Cada vez que clicamos en una tienda online, ese gesto queda grabado. Cuando terminamos la compra y pagamos con la tarjeta, dejamos un rastro de lo que hemos comprado y de cuánto nos hemos gastado. Si opinamos en la Red, colgamos imágenes, incluimos comentarios, abrimos una cuenta o utilizamos una app, el Big data nos va conociendo más y mejor. Otro tanto ocurre cuando subimos a un avión, dormimos en un hotel, nos ingresan la nómina, pagamos la hipoteca o la mensualidad del coche, nos matriculamos en la universidad, acudimos a urgencias, o apadrinamos a un niño en la India
¿Comprende todo lo que conoce y puede llegar a conocer el “Gran Hermano” sobre nosotros? Nuestros gustos, nuestro sueldo, nuestra salud, nuestras vacaciones, nuestra familia, nuestros estudios, nuestra profesión, nuestras pérdidas, nuestros duelos y en definitiva nuestra vida entera. De eso estamos hablando cuando utilizamos el término Big Data, o lo que es igual, del almacenamiento, tratamiento y análisis de ingentes cantidades de datos con infraestructuras o herramientas técnicas sumamente potentes y rápidas.
Para los gigantes de los negocios, aprender a sacar partido de toda la información que manejan, ha supuesto toda una revolución en la forma de entender el mercado y sus estrategias. Han aprendido, que analizando los datos que tienen pueden adoptar decisiones óptimas para reducir riesgos, mejorar su imagen, diseñar o rediseñar sus productos o predecir el comportamiento de los consumidores.
Hablando de predicciones recordemos lo que ocurrió hace un par de años cuando una cadena de grandes almacenes americanos envió a una adolescente cupones de descuento para productos infantiles y de embarazo. El padre acudió al centro hecho una furia, pero a los pocos días la chica confesó que, efectivamente, estaba esperando un hijo. Había comprado complementos vitamínicos, pastillas anti vómitos, toallitas sin perfume y otro tipo de productos que llevaron al programa informático de la tienda a considerarla como una futura mamá.
Este concepto está revolucionando el tejido empresarial, su forma de trabajar, de relacionarse con el cliente, incluso está transformando a los equipos directivos de las compañías. Todos los expertos coinciden en que es el futuro y que todo lo que no se haga ahora pasará factura en la cuenta de resultados. La forma de trabajar va a dar un giro radical y los directivos tendrán que prepararse para lo que se les viene encima. "Tendrán que asumir la democratización de las decisiones"
Suena fabuloso lo que se puede lograr con el Big data, pero las pymes pueden llegar a verse sobrepasadas y pensar que no disponen de las herramientas necesarias para obtener y organizar esa ingente cantidad de datos, pero, no es así, el Small data también existe, lo único que cambia es el volumen de datos y las herramientas a utilizar.
Las principales dificultades a las que se enfrentan las pequeñas y medianas empresas para poner en marcha su pequeño Big Data son dos. La primera de ellas, es la falta de medios y recursos tecnológicos de almacenaje y tratamiento de la información. Para solucionarlo, recuerde que en la nube existen muchas herramientas para recopilar y analizar datos de forma eficiente y a un presupuesto pyme, o incluso de forma gratuita. Por ejemplo: Google Analytics, Heatmap, Similarweb, Adwords.
La segunda dificultad es de carácter jurídico. ¿Cómo tratar esta información?, ¿Es legal esta intromisión en la vida privada de los consumidores? En este sentido, y para su tranquilidad, el estricto cumplimiento de la regulación vigente sobre protección de datos, Reglamento (UE) 2016/679 Del Parlamento Europeo y del Consejo, de 27 de abril de 2016, sería suficiente.
Disocie los datos estrictamente personales de los verdaderamente relevantes y valiosos para su investigación, manteniendo siempre el anonimato de sus protagonistas
Priorice la trasparencia en el trato con sus clientes, la información de su propósito no solo es legalmente obligatorio , sino que mejorará la relación y reforzará la confianza mutua.
Elija con cautela un proveedor de servicios de almacenamiento o tratamiento de la información y compruebe que cumple con todos los requisitos necesarios para prevenir, en la medida de lo posible, cualquier pérdida o robo de datos de su empresa evitando así, poner en riesgo la continuidad de su negocio.
Compruebe la localización exacta del servidor donde se almacenarán los datos para evitar la transferencia internacional hacia países que no cuentan con un nivel de protección de la información adecuado a las exigencias de la Agencia Española de Protección de Datos
Y finalmente, nunca olvide que, como dicen los expertos, lo que no se mide no se puede mejorar.